Franco Colapinto, un piloto argentino de la Fórmula 1, correrá el próximo fin de semana en San Pablo, en Brasil, en lo que será la vigésimo primera carrera del campeonato mundial de automovilismo, y podría ser especial para él, debido a que se espera una gran cantidad de argentinos, por una cuestión de cercanía.
Más allá de la popularidad que tiene el deporte en Argentina, el piloto también causó furor en los seguidores de la categoría, y eso es un factor preponderante ante la posibilidad de tener una butaca durante el campeonato en 2025, algo que hasta la fecha aún no consiguió y solo existe la posibilidad de que se sume a Sauber, la escudería que tiene confirmado únicamente a Niko Hülkenberg, pero que está en negociaciones para la continuidad de Valtteri Bottas. En tanto, Williams, el equipo al que pertenece actualmente el bonaerense, el año próximo sumará a Carlos Sainz.
De todas formas, no solo el aliento argentino será especial, sino que el público latinoamericano sería notable. No solo porque actualmente el único piloto de esta procedencia es Sergio Pérez, de Red Bull, sino porque en Brasil, donde el automovilismo es muy popular, siempre han apoyado a los deportistas argentinos, al igual que ha sido a la inversa, con Ayrton Senna en la década del 90.
James Vowles, el ingeniero británico jefe del equipo Williams, se expresó acerca del fanatismo por Franco Colapinto: "Es una locura. Lo que me sorprendió es que 36 millones de personas en Argentina están completamente pendientes de él. En cada lugar al que vamos vas por el pitlane y hay cientos o miles de argentinos sólo gritando su nombre. Así que es un ‘gracias’ a ustedes más que nada”.
En tanto, acerca del GP de San Pablo, comentó: “Se agotaron los pasajes de avión para viajar de Buenos Aires a San Pablo y ahora están tomando colectivos y viajarán dos días solo para ir a vernos. Sí, creo que San Pablo va a ser una locura. Cada segundo de eso será bienvenido y estará genial”.
La noticia Por qué el GP de Brasil puede ser el más especial para Colapinto en la F1 se publicó primero en Sin Mordaza.